lunes, 5 de diciembre de 2011

Capitulo 10. Empieza el viaje.

Ralest se encogió sobre si mismo al escuchar aquello, pues la verdad era que tampoco quería dañar en exceso a la muchacha. Se arrastró un poco hasta una pared y se recostó en ella, mirando a Aüril en silencio. 
Picklet hizo lo propio, sentándose en una pequeña butaca en una esquina, que parecía hecha a su medida y suspiró, rodando un poco los ojos.
-Oye, Aüril, yo no quería... -Ralest suspiró levemente, siendo más un soplo de aire que un suspiro, y apoyó la cabeza contra la pared.-
-No pasa nada, además, es algo que a ti no te importa. -Aüril se secó las lágrimas suavemente y se puso de pie, recuperando así su elegancia.- Oye, Picklet.
-Dime, pequeña diablesa, ¿Que quieres? -El duende se puso en pie de un salto y sonrió, mostrando sus afilados dientes.-
-Eres teleportador, ¿No? ¿Cuanta magia te queda?
Picklet se miró las manos y empezó a hacer cuentas con ellas, con el ceño fruncido.
-Según mis cálculos, podríamos estar en Popoil en un par de viajes. Pero después de eso necesitaría ir a una tienda de magia a reponerme.
-Suficiente. Ralest, levántate de ahí y toca a Picklet. Nos vamos a Popoi... ¿En un par de viajes? ¿Por donde pasaremos antes?
-Por Ritalo, tengo algo que hacer alli. -Picklet sonrió a Aüril y esta le devolvió la sonrisa.-
-A Ritalo pues.
Ralest se puso en pie y plegó sus alas lo máximo que pudo. Nunca se había teleportado, y la verdad es que la idea tampoco le entusiasmaba.
-Que sea en un lugar aislado, no estoy como para resaltar mucho. -Dijo, echando una mirada a sus espaldas.- 
Ralest se agarró a su hombro derecho, Aüril se aferró al izquierdo y Picklet susurró unas pocas palabras másgicas, que no llegaron a oídos de nadie.
Poco después, la habitación quedó desierta.

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