miércoles, 31 de agosto de 2011

Capitulo 4. Más cosas de ti.

Efectivamente, al otro lado de la puerta se encontraba un recibidor gigante. Parecía que alli se había llevado una vida de total lujo, pero sin embargo, todo estaba lleno de polvo y telarañas.
-Bienvenida a la Mansión Kaônata, abandonada hace más de 50 años por un empresario japonés que desapareció en misteriosas circunstancias.-Ralest parecía algo triste al decir estas palabras.-Ahora vivo solo yo aqui, pero te puedo asegurar que en su época, todo esto era más deslumbrante.
-Te creo.Ahora todo está hecho mierda.-La chica arrugó su nariz, olfateando el ambiente. Olía levemente a madera podrida, pero el olor no era del todo desagradable. Había algo más.-
Ralest se sentó en lo que parecía un pequeño sofá, algo más limpio que todo lo que le rodeaba, justo debajo de la enorme lámpara que colgaba del techo, que parecía de un cristal sucio y desgastado por el tiempo.
-Toma asiento.
-Sí, debería descansar un rato, llevo bastante tiempo fuera. Por cierto, tenemos muchas cosas de las que hablar.-La chica limpió un poco el suelo con sus botas, que ahora el chico podía ver por primera vez. Tenían una especie de símbolo en los lados, algo así como la cabeza de una criatura con unos cuernos retorcidos.Acto seguido, se sentó sin ninguna queja en el suelo, que estaba enmoquetado.-
-Bueno, ¿Que dices que quieres de mi? Me parece que me debes una larga explicación, quiero saber más acerca de ti. Más cosas de ti.-El chico se recostó contra uno de los brazos del pequeño sofá, poniéndose algo más cómodo.- Es decir, impides que me tire por aquel precipicio, me obligas a llevarte a la tienda clandestina de armas y encima te doy un lugar seguro.
-Verás.. Empecemos por lo evidente. Te conozco más de lo que imaginas, pues la verdad es que he estado espiándote un tiempo, de ahi que supiera donde encontrar a alguien que me dijera donde estabas y donde vives.-La chica sonrió, esta vez, de buena gana, aunque no era la sonrisa más bonita del mundo.-Me ha costado mucho encontrarte, llevo buscando décadas alguien como tu, ¿Sabes?-Los ojos de la chica brillaron un momento con un mal disimulado interés.-
-¿Alguien como yo?-El chico frunció el ceño, algo extrañado.-
-En efecto, alguien como tú. Y como yo. Alguien que no sea un simple humano.

lunes, 29 de agosto de 2011

Capitulo 3. Se desvela el nombre del chico.

-Ya me estoy cansando.-El chico se volvió con brusquedad, mirando a los ojos a la joven que tenía ante él.-¿Quién eres y por que decides que tengo que hacer o dejar de hacer?
-Te repito que soy quien no te importa, pero estaba buscando un sitio seguro, ¿No sabrás algun lugar donde esté libre de vagabundos borrachos por aqui?-La chica le dirigió una mirada llena de falsa infantilidad.-¿Verdad que me ayudarás, Ralest?
-Vale, ya me estás dando explicaciones, ¿Quién te ha dicho mi nombre?
-Llévame a un lugar en el que podamos hablar tranquilos.
-Espero que seas rápida.-El chico empezó a correr sin previo aviso, sus pisadas en las calles desiertas de aquella ciudad resonaban con cierto eco repetitivo. Como era de esperar, la chica no supo seguir su ritmo...¿O sí?-
Aumentó el ritmo, haciendo que solo se pudiera ver una fugaz sombra a su paso, a una velocidad trepidante, algo que no era normal para ningún humano. De nuevo, pasó por aquel puente en el que casi acaba con su vida apenas dos horas antes, y pasó corriendo en dirección contraria a la ciudad, adentrándose en el campo.
El cielo ya empezaba a clarear, y con él, los primeros rayos de sol empezaban a aparecer en el cielo.
Llegó a lo que era su guarida, una mansión abandonada en medio de aquella sierra, y le sorprendió ver una silueta justo en la entrada. Era ella.
Cuando llegó a su lado, no se molestó en mirarla.
-Es bonita, pero parece destartalada.-Siseó la chica.-
-Sí, supongo que sí.-Ralest dibujó unos símbolos en la puerta y esta se abrió hacia dentro, con un inquietante chirrido.- Bienvenida.

Capitulo 2. ¿Quién se esconde en tu mirada?

El chico bajó de un salto y se incorporó junto a la chica, imponente. Su mirada, una mezcla de odio y curiosidad, se paseó de arriba a abajo, inspeccionando el aspecto de la chica. 
Parecía una niña malcriada, con una camiseta en la que se podían leer las palabras "Fuck You" y una falda que se extendía hasta el suelo, arrastrando un poco de tela.
-¿Y quién dices que te ha dado tanta información?-Preguntó el chaval, intrigado.-
-A ti no te importa, solo llévame a donde me tengas que llevar.
Con pesar, el chico se dirigió hacia las escaleras que desembocaban en la pequeña ciudad en la que había vivido la mayor parte de su vida, Death City.
A su lado, la chica lo seguía con pasos cortos, pero firmes, canturreando algo que era tétrico y misterioso a la vez. Después de un rato caminando por callejones oscuros y calles comerciales completamente desiertas, llegaron a lo que parecía un callejón sin salida.
Se adentraron poco a poco en él, hasta que vieron una pequeña puerta, de apenas metro y medio de alto, en la que unas pequeñas letras aparecían pintadas con un poco de spray.
-Aquí es, no digas ahi dentro que me has visto, y, por supuesto, ni se te ocurra mencionar que te traje aqui.
-De acuerdo.-Asintió la chica.-
-Te esperaré aqui sentado, yo también tengo cosas que preguntarte a cambio de haberte traido hasta esta tienda.
El chico se sentó en el suelo, extendiendo sus piernas todo lo que pudo, y recostó su cabeza en la pared, mirando el cielo, que, a esa hora, se encontraba totalmente oscuro.
Escuchó gemidos ahogados dentro de la tienda, pero no le dio mucha importancia, pues alli se producían altercados con frecuencia. A los pocos minutos, la chica salió, con una mancha roja en su falda.
-¿Qué ha pasado?
-Una vez más, nada que te importe.
-De acuerdo, pues.. -El chico se levantó y la miró a los ojos. Algo en ella le hizo estremecerse.-
-¿Pues?
-¿Tienes algo más que hacer?
-No, de momento no.
-Pues nos vemos, espero que te haya sido de utilidad.
-Como dije antes..-Su voz, semironca, no parecía la misma.- Tú no te vas esta noche.

Capítulo 1. Noche en Death City.

Se encontraba al borde de un puente que estaba a una altura considerable, sobre un río que corría por alli mucho antes de nuestra historia. 
Lo tenía claro, esa noche, su vida acabaría, no quería volver a pasar por aquello, no quería volver a ver a quien no quería verlo.
Un leve chasquido indicó que era la hora. El chico se ajustó levemente su sombrero tejano y su pierna estalló en llamas, haciendo que el rostro de él quedara al descubierto. Unos ojos castaños miraban al vacío, como fuera de  la realidad. Su pelo, negro como la noche, revuelto bajo el sombrero. Una túnica le llegaba hasta los tobillos, negra, con algunas llamas en sus bordes, cosidas al parecer con algo de prisa. Sus pies descalzos se acercaban peligrosamente al borde.
Se echó un poco adelante, pero escuchó algo que no era muy normal a esa hora, le pareció escuchar las campanas de la iglesia repicando. No podía ser, debían de ser ya como las 4 de la noche.
No, decidió no pensar en ello y bajar hasta que su cuerpo golpeara secamente el suelo, dejando así que su cadáver siguiera el curso del río.. Pero algo tiró de la pierna que no ardía.
Al mirar hacia atrás descubrió la severa mirada de una chica, de unos 15 años, con el pelo por los hombros, que estaba sujetando su pierna con firmeza.
-Tú no te vas esta noche.
-¡¿Quién coño eres?!-Suspiró, algo molesto.-
-Soy quien tú quieres que sea, baja de ahi y llévame a la mejor tienda de armas que haya por aqui. Necesito prepararme bien y un conocido tuyo me dijo que te encontraría por aquí.
Acto seguido, la pierna del chico dejó de incinerarse para volver completamente a la normalidad, dejando todo aquello en la más absoluta oscuridad.
-De acuerdo.