-Ya me estoy cansando.-El chico se volvió con brusquedad, mirando a los ojos a la joven que tenía ante él.-¿Quién eres y por que decides que tengo que hacer o dejar de hacer?
-Te repito que soy quien no te importa, pero estaba buscando un sitio seguro, ¿No sabrás algun lugar donde esté libre de vagabundos borrachos por aqui?-La chica le dirigió una mirada llena de falsa infantilidad.-¿Verdad que me ayudarás, Ralest?
-Vale, ya me estás dando explicaciones, ¿Quién te ha dicho mi nombre?
-Llévame a un lugar en el que podamos hablar tranquilos.
-Espero que seas rápida.-El chico empezó a correr sin previo aviso, sus pisadas en las calles desiertas de aquella ciudad resonaban con cierto eco repetitivo. Como era de esperar, la chica no supo seguir su ritmo...¿O sí?-
Aumentó el ritmo, haciendo que solo se pudiera ver una fugaz sombra a su paso, a una velocidad trepidante, algo que no era normal para ningún humano. De nuevo, pasó por aquel puente en el que casi acaba con su vida apenas dos horas antes, y pasó corriendo en dirección contraria a la ciudad, adentrándose en el campo.
El cielo ya empezaba a clarear, y con él, los primeros rayos de sol empezaban a aparecer en el cielo.
Llegó a lo que era su guarida, una mansión abandonada en medio de aquella sierra, y le sorprendió ver una silueta justo en la entrada. Era ella.
Cuando llegó a su lado, no se molestó en mirarla.
-Es bonita, pero parece destartalada.-Siseó la chica.-
-Sí, supongo que sí.-Ralest dibujó unos símbolos en la puerta y esta se abrió hacia dentro, con un inquietante chirrido.- Bienvenida.
Sinceramente cada vez me intriga mas >.<
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